Limpie las superficies del baño, el lavabo y el plato de ducha frecuentemente y aclare bien con agua corriente para evitar la acumulación de moho.
Para eliminar los residuos de jabón y evitar la acumulación de manchas de cal, limpie las superficies del baño regularmente.
Mantenga la puerta/cortina de la ducha abierta y ventile la habitación después de cada uso.
Lave frecuentemente las toallas y colchones para mantenerlos limpios. El lavado es un momento clave para la higiene.
Puede ahorrar agua si se ducha en lugar de bañarse.
Instale un cabezal de ducha y boquilla del grifo que ahorren agua y no deje el grifo abierto mientras se cepilla los dientes.
No comparta toallas con otros miembros de la familia.
Lave las toallas y la alfombrilla de baño frecuentemente para eliminar hongos y bacterias cutáneas o de origen fecal.
Si la ducha no se ha usado durante algún tiempo, deje correr agua caliente durante 2 o 3 minutos para eliminar los microbios dañinos.
Si alguien tiene una infección en la piel o las uñas, limpie las superficies del baño con más frecuencia y luego use un desinfectante.
Un momento clave para la higiene es cuando se tocan superficies frecuentemente tocadas por otras personas.
Si alguien en casa tiene una infección, limpie y desinfecte los grifos y pomos de las puertas con frecuencia.
Los microbios potencialmente dañinos de la piel, las uñas y las infecciones orales (p. ej., pie de atleta) pueden propagarse en superficies, toallas y cepillos de dientes.
Los bacilos de la legionella en el cabezal de la ducha pueden ser un riesgo para las personas con una inmunidad reducida en caso de que inhalen gotas de agua infectadas mientras se duchan.